Nš 25/ Primavera (marzo) de 2015   HARTZ
   
   
  DAVID FERNÁNDEZ RIVERA
   
 
GEL
 
  A Yesid Osvaldo Restrepo Montoya
 
  Algunos poemas no se comprenden, tan solo se ciñen a la cintura para poder vivir al cobijo de su
misterio.  
David Fernández Rivera
 
 
  El tejido amamanta el siniestro que deshoja sus talones. Tras el deshielo, los jornales
de la playa me invitan al señuelo travestido de la horca. Es entonces, cuando descuelgo
el pliegue almidonado en el demente. Bajo este grito, la pupila calcina la muesca junto
a la destreza asfixiante del carillón.
 
  Alguien arrancó mi goleta en la corchea alienada del habitáculo. En el talco, susurro
los pies que naufragan bajo el timbre solitario del cigüeñal. La inocencia de mis labios
determina el tiroteo en el temperamento irascible de la verja...
 
  Tengo sus llagas. No la he visto...
 
 
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