Vuelve el huraño otoño de fruto y plenitud,
Brillar amarillento de días estivales.
Un puro azul asciende del ruinoso talud;
Suena a viejas leyendas el vuelo de las aves.
Han pisado las uvas, llena dulce quietud
De ligeras respuestas las preguntas más graves.

Y cruces hay dispersas por la yerma colina;
En el bosque rojizo un rebaño aún yerra.
La nube en el espejo del estanque camina;
Descansa el ademán del mozo de la sierra.
Con ala azul la tarde roza cuando declina
El techado de seca paja, la negra tierra.

En cuartos fríos muda resignación resiste;
Ya estrellas en las cejas del cansancio hacen nido
Y los ángeles surgen de los azules, tristes
Ojos de los amantes que con gozo han sufrido.
Susurran las junqueras; un óseo horror embiste
Al caer rocío negro de los sauces dormidos.

Fiama Hasse Pais Brandão