Nº 3/ Verano (junio) de 2003     HARTZ
   
  JESÚS HILARIO TUNDIDOR
   Poeta nacido en Zamora (1935). Su poética
culmina en los libros: Mausoleo (1988),
Construcción de la rosa (1990) y Tejedora
de azar
(1995).
   
  ELEGÍA A UN HOMBRE BORRACHO EN EL ALBA

-purgatio-
 
  Se despertó de pronto
perdido entre las cosas
como cayendo en nieve de otro sueño.
Pregunta y ver eran confusos, vino,
soledad y memoria,
alcohólico el vacío fascinante,
o su culpabilidad, por quién: ¿su vida?

Amanecidamente regresaban
conocidos los seres, amanecidamente.
Mañana nueva, ¿quién te alcanzaría?
¿quién iba a izar tu páramo desierto?
Cegando astros y partiendo estrellas
la noche hizo el silencio a sus espaldas
y el hombre desde dentro de los ojos,
desde la trocha múltiple
de su interioridad chocó en el vidrio
del ventanal azul que abre la aurora.
Allí se amortiguaban la materia
y el caos: nubes, contornos, rastros,
Dios estaba
con él, en él, sin él... un torbellino, mientras
el cuerpo, soborno del alcohol, brisa se hacía.
¡Qué intensa era la niebla de vivir,
qué azorado el deseo, que engañosa la mente!

Bruscos abismos del veneno: sus playas
de pájaros carnívoros, sus vísceras,
el torvo fermentar de la memoria
grabando como máquina los humos
sonoros de la ciudad, la fúlgida
razón de la bebida bajo la nada astuta
tejida por la aguja de los aires:
Y allí aquellas mujeres, lejos, ¿muertas
en los carmines rojos de los taxis?
Arcángeles malditos de mirada
cruel, sin alas, rotos
en las vides del sexo. Y el olor
de los vómitos...

Así volvió a llenarle
la turbia araña de los pensamientos,
la mancha gris de la melancolía.
Y en otra tarde corva
los túneles del vaso
abrirían sus luces.

 
  volver