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a Leopoldo María Panero |
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Tanto amor regido por estados de ánimo, climas, relojes, adrenalina |
(y tirar besos por la ventana entreabierta a marzo), |
interrogando a Campanilla: ¿qué estoy haciendo?, |
y me pregunto adónde tripulaban los versos-niños perdidos para siempre |
(el hierro forjado de las barandas perdurará, y no el beso). |
Me pregunto qué ha de ser del futuro en el futuro. |
Qué será de Peter Pan. |
Qué será de nosotros vosotros ellos en el futuro. |
Y qué ha de ser el presente en el pasado mutuo (besos de dos en dos, |
soldaditos en fila india y desarmados, |
casi-casi-líquidos en atrincheradas esponjas). |
A mí me salva este verso, pero a ti, ¿qué te salva |
a ti, Peter Pan? ¿Por qué ríes cuando tiro mis besos por la ventana? |
Tú alardeas de otra manera, Peter Pan (y a mí no me interesa reír |
ya más). |
Tú eres alas |
y no derrochas en balde amor cual yo |
interrogándome. |
Tú posees amor de sobra, pero |
imagino cómo lloras (sabiéndote tan niño y tan viejo |
a la vez, en presente siempre y visceral-veleta). |
Yo, al menos, he de morir, he de vivir y he de ¿realizar? y morir, |
y es hermoso envejecer. |
Pero tú, endeble bergantín: te quiero, verde y musgo-punky, |
bogarás y bogarás incondicional y diletante aleteador |
en la nada (juicio con resaca), (Zen-con-fusión, inmortal fuselaje |
en las cortezas de limón ácido del presente, iluminado y divertido), |
y antes de irme, te diré adiós con la mano, Peter Pan, adiós, adiós, |
adiós, Peter- |
(niño perdido en las bujías de gas de los ángeles...) |
-Pan. Etc. |
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