Nº 13/ Primavera (marzo) de 2008     HARTZ
 
 
APARICIÓN (13)
 
 
Todo depende de cómo se esté  filosóficamente situado.

«Aparición - 12», Hartz, julio de 2007.

Significa que es cuestión de tomar posiciones y de ser consecuentes. Porque hemos llegado a un punto en que ya no hay "inocencias" que puedan justificarnos. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como se dice ahora —muletilla que, traduciendo, deriva de ICT (information and comunication technology)—, no nos permiten desentendernos de los acontecimientos generales y de sus implicaciones. Sólo pueden afrontarse sabiendo desde dónde, por qué y para qué

Y, como es de lo que se argumenta, no vamos a omitir el desliz aparente en que incurrimos al reseñar La aparición del criticismo histórico de Oscar Wilde. La concisión a que están sujetas las reseñas en Hartz —ocho a diez líneas por libro—, nos llevó a decir, opinando sobre el título, que criticism debería traducirse por crítica, ya que criticismo es un anglicismo.

A instancias de la traductora Lourdes Pascual Gargallo, modificamos la reseña para indicar, de modo adicional, que la palabra criticismo figura en el Diccionario de la Real Academia Española (Cf. epígrafe de Envíos, por orden alfabético y apellido de autor).

En realidad, cuando redactamos por primera vez la reseña susodicha no se nos escapaba el desliz, pues lo que se intentaba hacer ver de manera extremadamente concisa es que no se puede traducir sirviéndose de criticismo sin caer en un uso anglicado de esta palabra. En puridad no es un anglicismo, pero si se abre el Diccionario de la Real Academia Española en busca de su acepción veremos que hace referencia a:
1. Sistema filosófico de Immanuel Kant.
2. Teoría metodológica que somete a crítica la posibilidad del conoci– miento, sus límites y sus fuentes.

De lo segundo se infiere que es voz aplicable dentro del delimitado campo de la gnoseología. Traducir, por consiguiente, el título original de la obra de Wilde utilizando la expresión "criticismo histórico" donde parece más acertado "crítica histórica", imprime, por una parte, un matiz filosótico a una obra que, en la intenciones de su autor, está exenta de ese matiz específico; y, por otra parte, traducir así haría suponer que también es lícito hablar de un "criticismo literario" en vez de lo que siempre se ha dicho: crítica literaria.

Nótese, además, que en este enredo lo que por mala traducción, vendría a ser "criticismo" en literatura, de modo paralelo a lo tratado por Wilde para la Historia, se le sitúa mejor dentro de la competencia de los filólogos que de la filosofía. Y, para más abundamiento, obsérvese que la expresión inglesa self-criticism tiene su correspondiente castellana en autocrítica, no autocriticismo, que sería malsonante.

Convengamos en que traducir títulos de libros es tarea de las más difíciles que concierne a los traductores. Pero inexorablemente debe llevarse a cabo de la manera más digna y que dé menos cabida a censuras. Para el caso comentado es cierto que la traducción que propusimos era tentativa e introductoria de un texto en el que tenía más importancia enfocar determinados rasgos del pensamiento estético wildeano que detenerse en un libro en concreto (Cfr.: «Oscar Wilde como crítico», No. 12 / verano (julio) de 2007.). Somos conscientes de que el título en cuestión debe modularse a fin de ajustarlo al contenido del libro y evitar equívocos. Podría, en consecuencia, haberse traducido de otro modo: El surgimiento de la crítica en la historiografía.

Atenerse , por cierto, a lo que diga el Diccionario de la RAE respecto a la palabra crítica no parece tan aconsejable. Si se lee con detención, se notará cierta insuficiencia y esta insuficiencia, ¡ay!, tendrá que atribuirse al hecho palmario y consabido de que crítica, lo que es propiamente crítica en su elevado sentido intelectual, no encuentra hasta ahora en las culturas de lengua española más que un desarrollo precario e incompleto, como fruto en fin de cuentas de culturas más dadas a la pompa y la retórica que a la dilucidación serena y productiva de su propio ordenamiento, sus invenciones y procesos.

Sirva esto último para recordar que, en un momento de descrédito de las instituciones, la Real Academia Española, siendo la máxima autoridad de nuestra lengua, no debiera permitirse incongruencias en sus reformas del léxico. Resulta desacertado, verbigracia, autorizar que el prefijo griego psico pueda prescindir de la p inicial, con lo que se ha conseguido que psicoanálisis se convierta en sicoanálisis. Pues la tendencia de tal fonetización olvida o pretende que se olvide que, entre los griegos, psyché (=alma) no era igual que syké (=higuera), y desconoce o quiere desconocer que, pese a la antigua opinión de Nebrija, oralidad y escritura no son estrictamente equivalentes ni tienen por qué serlo...

Pero como estamos en este caos da lo mismo ya bien y mal, las buenas traducciones y las malas, lo hablado y lo escrito, la consciencia humana y una masa de higos. Así, de filosofías, de tomas de posición, de traducciones, de autores y autoridades va este décimo tercer número, con músicas propias y ajenas y con la continuación de las Incidencias del yo contemporáneo.

Además, un primer avance de la nueva serie de las Acotaciones de actualidad: Los poetas y el dinero, y lo apuntado sobre escribir psico– o sico– corresponde a futuras notas de nuestro manual de estilo, que parece hacerse necesario airear. En su defecto incluimos unas «Notas chilenas» que esperamos tengan algún interés.

Uno de los epígrafes provisionales, antes de la publicación de esta página editorial, pertenecía a Vernon Scannell (1922-1907), excelente poeta inglés, recientemente fallecido, a cuya memoria, dedicamos el presente número de la Revista. Los epígrafes, tanto en página principal como en Portada siguen siendo intencionales.

La cantidad esta vez de reseñas en Envíos ofrece variedad de comentarios, en un intento de adaptar los juicios a las obras comentadas.

Igual variedad hay en los poemas y poetas, desde Mohammed al–Maghout. La selección no se limita a incluir "poetas de internet" o amiguetes de la Revista.

Tenemos así el sumario de este décimo tercer número:

  • La sección inicial de poemas.

  • En la sección de artículos: Incidencias del yo contemporáneo (Continuación).

  • La sección de novedades ofrece:

    además continuamos con:

    • Acotaciones de actualidad: Los poetas y el dinero (Introducción), seguidas de:

    • Envíos, donde pueden leerse en especial las reseñas de los últimos envíos de libros.

  • Como en renovaciones anteriores, se actualiza el Indice de Autores.

  • Se mantiene y se actualiza la Bitácora.

  • Asimismo se actualiza la Lista de textos suprimidos, editados en anteriores entregas, que se podrá consultar en el Libreto.

  • Se siguen anunciando textos de próximos números en la Contraportada.

¿Bartleby como figura del escritor que no escribe, o como de la "anulación del individuo anónimo", según supone Francisco Solano en Babelia?

Ya en la escalerilla no vamos a descender, ¡suelte amarras, zarpe la nave Hartz, lejos, POR FIN, de esas superficialidades ignorantes (cf. Incidencias...)!

Madrid/29-diciembre-2007
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