Nš 17/ Otoño (octubre) de 2009     HARTZ
 
 
APARICIÓN (17)
 
 
De centenarios y demás...

Esta página está escrita para quienes tengan la curiosidad de detenerse en ella. Nos damos la libertad de decir aquí lo que en otras partes de esta Revista quede tácito, incompleto o fragmentado.

Los usuarios de internet van cogiendo de aquí y de allá trozos de información, como de trozos están hechos tantos websites, al igual que las planas de los periódicos y muchas revistas corrientes. Pero ésta NO es blog ni magazine, tampoco una página web cualquiera.

De totalidades hablamos una vez, a sabiendas de que las hay diversas, y si los totalitarismos han devaluado las totalidades marxistas sedicentes, ello no significa que todas las totalidades se hallen en iguales condiciones. Aunque los fragmentos se promuevan.

Y a lo que vamos. Los acontecimientos de las últimas semanas frustraron las ilusiones de unos, han avivado las de otros y desconciertan a muchos. Porque los hechos tienen su importancia, recogemos los que conciernen, de manera que este número 17 de Hartz lleva algo de crónica, parte de análisis y una suficiente síntesis de datos y sucesos.

Crónica, análisis, síntesis. No de centenarios que son mejor celebrados en otros sitios y publicaciones —los bicentenarios de nacimiento de Edgar A. Poe, de Alfred Tennyson y Mariano José de Larra, o los centenarios ídem de Juan Carlos Onetti o de Stephen Spender—, sino el más inesperado: el de António Pedro da Costa. Y no nos ocupamos de él sólo porque sea desconocido en las culturas de lengua española y lo descuide la misma crítica portuguesa, sino porque su figura, siendo tan valiosa como es, encaja perfectamente dentro de los designios de exposición de Hartz.

Porque al dadaísmo le sucedió el surrealismo, y si al primero consagramos toda una página y comentarios o sugerencias adicionales en algunos otros textos, justo es que empecemos a poner atención a los surrealistas. Adelantamos, así, lo que poco a poco se verá en las partes sucesivas de Incidencias del yo contemporáneo.

Por motivos de espacio y de estrategia de edición, a causa de ese mismo interés, se incluye en vez de la parte respectiva de Las ilusiones de la Red el comentario sobre Juan Larrea. No sólo por ser vanguardista y por la seducción que pueda ejercer en algunos su obra, sino también por las páginas que dedicó al surrealismo.

Cabe aquí explicar el porqué de este énfasis y sacarnos de la manga el as que guardábamos desde hace tiempo.

La fecha de mayo de 1968 no fue sólo lo que superficialmente se conoce y suele discutirse: Los disturbios estudiantiles y obreros que, en Francia, llevaron a la disolución del parlamento y que se convirtieron en el símbolo local de una primavera para un nuevo mundo, la asunción revolucionaria que cambiaría la marcha del planeta. Tras esa fecha había mucho más. Por esos años el estructuralismo —o sea, los estructuralismos (y nótese el plural)—, llegaba a su culminación. Era también el tiempo del pop-art, de la cultura underground, del anarquismo de Marcuse y de Reich (recuperado entonces), de la revalorización de Nietzsche...

Visto todo a la distancia de cuarenta años resulta que aquello se nos aparece como el cierre de un período y, a la vez, como los pródromos de lo que se daría en los últimos del siglo XX. El once de septiembre de 2001 marcó por fin el inicio irreversible de la nueva época. Y es que hacia los noventa empezaban a redefinirse los términos en que deben plantearse las situaciones de la vida humana en el planeta.

Para salir de la crisis actual en todos sus órdenes se precisa hallar un punto de equilibrio. Ese punto de equilibrio no se encuentra dentro de los conceptos de lo racional e irracional como se ha reflexionado hasta ahora. La "razón" empieza a ser otra porque, teóricamente, la irracionalidad de las sociedades contemporáneas está siendo replanteada.

Más allá de las vanguardias revenidas, de los surrealismos incongruentes, de las pospoéticas confusas y equivocadas.

En Hartz lo sabíamos. Por tal motivo surgimos para el público de internet en 2002.

Razón y sinrazón,
duda y certeza,
saber e ignorancia,
conocimiento y experiencia,
incredulidad y fe.

He ahí los términos. Por eso no asombre que en este número 17 se hable de escatologías, se maticen expresiones, se discriminen entre unos y otros objetos, entre unos y otros autores. La continuación del artículo sobre los Premios Nobel de Literatura cobra sentido en este contexto.

En la sección de Poemas se muestra el estilo de poesía que se estila en estos momentos. El epígrafe escrito entre aspas, y no comillas, de la Portada corresponde al título de un poema de António Pedro.

En conclusión, el sumario del número décimo séptimo es como sigue:

¡Y sigue Hartz!

Madrid/21-octubre-2009
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