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MACHADO DE ASSIS

Se cumplen cien años de la muerte de uno de los mayores novelistas del siglo XIX, Machado de Assis.

Joaquim Maria Machado de Assis nació en Río de Janeiro el 21 de junio de 1839 y murió allí el 29 de septiembre de 1908. Hijo de un mulato, pintor de casas, y de una lavandera originaria de Las Azores, su procedencia humilde no impidió que llegara a ser el ataviado personaje que ascendería socialmente de revisor de pruebas y tipógrafo a funcionario de ministerio, culminando en presidente de la recién fundada Academia de Letras del Brasil.

Su carrera literaria no fue menos decisiva. En 1855 publicó su primer poema en el periódico Marmota Fluminense. En los años de la década siguiente se dedicaría a escribir piezas de teatro, cuentos, crónicas, pronto novelas que terminaron por darle fama y asentarlo como uno de los grandes escritores de la época.

La crítica corriente ha dividido con intención didáctica, aunque un tanto simplificadora (cfr., al respecto, Stegagno Picchio ), el desarrollo de su obra narrativa en tres etapas: La primera, de crecimiento, que comprende la publicación de sus novelas iniciales:

  • Ressurreicão (1872),
  • A Mão e a Luva, (1874)
  • Helena (1876),
  • Iaiá Garcia (1878);

la segunda, de madurez, en que edita:

  • Memórias Póstumas de Brás Cubas (1881),
  • Quincas Borba (1891),
  • Dom Casmurro (1899),

y la tercera y última, de recogimiento y ascesis, en que produce:

  • Esaú e Jacó (1872) y
  • Memorial de Aires (1878).

Sus cuentos aparecieron en siete colecciones que el mismo Machado de Assis se encargó de reunir, desde los Contos Fluminenses (1869) a las Relíquias de Casa Velha (1906). En 1921 se editaron, póstumamente, Outras Relíquias, y en 1937, Novas Relíquias. Entre tanto, su teatro completo se había publicado en 1910, y en 1937 se darían a la estampa los volúmenes de Crítica Literaria, Crítica Teatral y Crónicas, además del segundo tomo de Contos Fluminenses.

Curiosamente, el desenvolvimiento de su poesía coincide con el más amplio y complejo de su personalidad narrativa. Un primer período, de inspiración romántica, comprende sus libros:

  • Crisálidas (1864),
  • Falenas (1870),
  • Americanas (1875);

y un segundo, de mayor cuidado formal, corresponde al momento en que empieza ya su madurez en la novela, con los poemas de Ocidentais, aparecidos casi todos en la revista Brasileira entre 1879 y 1880, que se incluirían en las Poesías completas de 1901.

De él ha dicho Harold Bloom que es "el mayor artista literario negro hasta la fecha". Afirmación absurda.

Absurda porque es obvio que Machado de Assis no era negro, sino mulato, hijo de un descendiente de africanos y de una mujer blanca como hemos dicho al principio. Y porque independientemente de que algo tenga que ver o no el color de la piel con la literatura —para suposiciones y juicios disparatados está hecho el papel y la tinta de la crítica famosa—, se da el hecho palmario de "un rechazo y un disimulo" en toda su vida y su obra. Rechazo y disimulo que lo llevarían al atildamiento, a la búsqueda de una respetabilidad de buen burgués y a la unión conyugal con una portuguesa, la muy blanca (très blanche) Carolina Augusta de Novais, hermana por cierto del poeta Francisco Xavier de Novais (1820-1869) que había viajado al Brasil en pos de una vida más próspera. Rechazo y disimulo el de Machado de Assis, que lo indujo a rehuir todo exotismo, como bien explica y enfatiza Luciana Stegagno Picchio.

Si el centenario de Machado de Assis ha propiciado una reivindicación de la "negritud" literaria, como vemos en su caso con poco fundamento, la revisión actual de su biblioteca ha puesto en evidencia el poco contacto de su obra con las literaturas de lengua española. Aunque la crítica se empeñe en relacionar de modo fortuito o arbitrario su nombre con el de Borges, lo cierto es que el escrutinio de sus libros prueba que sus lecturas en castellano no pasaban de El Quijote, las Novelas ejemplares, las Comedias de Moratín y de los versos del poeta chileno Guillermo Matta (1829-1899). Es explicable ese desinterés.

En una época en que la literatura española poco podía ofrecer a un espíritu alerta y ecuménico, y obedeciendo a la separación impuesta por los acontecimientos históricos adversos y las peculiaridades geográficas, con la consiguiente divergencia de orientación de culturas, entre las distintas regiones de la América española y la América portuguesa, era natural que Machado de Assis se volcase principalmente a la lectura de autores ingleses y franceses en sus propias lenguas (para más argumentación al respecto, léase comentario en Aparición - 15). Y es a ello que se debe que, hoy día, pueda considerársele no sólo el padre y la gloria de las letras brasileñas, sino el precursor de la literatura moderna en el mundo.

Aunque su fama de novelista haya eclipsado el resto de su obra, es de justicia reconocer que también fue un excelente poeta, como se advierte en el soneto a continuación, del que diría Manuel Bandeira —perspicaz como crítico y, a su vez, gran lírico—, que es uno de los sonetos más puros en portugués. Machado de Assis lo escribió en 1904, a consecuencia de la muerte de su amada esposa.

A CAROLINA

Querida, al pie del lecho postrimero
en que descansas de esa larga vida,
aquí vengo y vendré, pobre querida, a
traerte el corazón del compañero.

En él late el afecto verdadero
que, pese a toda lucha transcurrida,
hizo nuestra existencia apetecida
y puso en un rincón un mundo entero.

Te traigo flores, restos arrancados
de la tierra, que a ambos nos vio unidos
y muertos, hoy, nos deja y separados.

Que yo, si tengo en ojos malheridos
pensamientos de vida formulados,
son pensamientos idos y vividos.

M./11-diciembre-2008
Traducción: Propiedad de Hartz


REFERENCIAS:

BANDEIRA, MANUEL. Panorama de la poesía brasileña, México, Fondo de Cultura Económica, 1951 (1a. ed. en portugués: Apresentacão da Poesia Brasileira, Rio, Casa do Estudante do Brasil, 1946).

STEGAGNO PICCHIO, LUCIANA. La litérature brésilienne, traduit de l'italien par Luc–François Granier et Guia Boni, deuxième édition mise à jour, Paris, Presses Universitaires de France, 1996 (1re édit., 1981).



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