Nº 10/ Invierno (marzo) de 2006 | HARTZ |
APARICIÓN (10)
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"Leo pocos versos, porque casi todos son artificiales
o exagerados, y dicen en lengua forzada falsos sentimientos, o sentimientos sin fuerza ni
honradez, mal copiados de los que los sintieron de verdad."
José Martí
Desde el Cabo Haitiano, y con poco tiempo de vida, Martí escribía los
renglones antedichos en una carta a la joven María Mantilla. Didáctica misiva en la que el hiperinteligente Martí avizoraba la falsedad de los
sentimientos que, en la vida moderna de los países ricos, venía explayándose por todos
los recovecos de las ciudades en expansión.
A la falsedad literaria aludía, es verdad. Y eran los últimos años
del siglo XIX. Pero el héroe cubano -que había dicho que prefería ser recordado como un hombre
bueno a serlo por cualquier otra cualidad, con lo que demostraba ser mucho más inteligente de lo que
parecía-, en sus adentros, sabría cuanto de falsedad se daba ya en los comportamientos humanos y
cuanto de ello empezaba a alentarse. A alentarse al calor de los procesos
económico-políticos de las sociedades industrializadas.
Un siglo después está claro.
Cuarta etapa de la revolución industrial. Revolución tecnológica.
La informática. La modelación de los sentimientos, su modulación refinada por los
mass media, el marketing, la publicidad.
Y su resultado: los afectos confusos llevados al papel y a la pantalla. Amanuenses
como hongos, plaga cibernética, por todos los rincones de un planeta en crisis.
El poema: vertedero para la vida emocional del aturdido hombre y mujer contemporáneos.
Desatentos, ausentes, distantes, meditabundos -hemos estado. No por falta de material, ni por
carecer de argumentación.
Agradecemos que, pese a las reticencias, nuestros amigos
y aquellos que nos encuentren por casualidad, permanezcan fieles hasta la fecha. Nuestras estadísticas
se mantienen. Agradecemos las visitas por las que, con la aparición del poema que traducimos de Safo,
el contador de visitantes parecía que se volvía loco.
¿Y bien? Los poetas se sienten incómodos, enfermos, como
dice Georges Mounin. Algunos... Dejemos el caso.
Palabras, palabras, palabras. Como las de los políticos
que se reúnen para celebrar sus proyectos. Tan lejos están las oficialidades -unas y otras,
poéticas y no-, que no bastan, sino sobran. Porque el lodo sepulta a quienes estuvieron faltos y las
vallas los rechazan.
¿Acciones filantrópicas? ¡Qué asco!
Nietzsche sufría de vértigo ante los abismos de Sils Maria.
Martí -jinete- salía al paso de la sombra que se lo llevaba a la muerte.
Pero ahora ya no hay Lord Byron que atraviese Europa para acabar en Missolonghi.
En vez de palabras, por consiguiente: silencio. Que las palabras en formas, en fórmulas
y formulismos las tengan otros. Los políticos, los tecnócratas, los poderosos.
De formas, fórmulas y formulismos, por cierto, se llena cierta poesía que se autodefine
auténtica y esencial, que anda por allí -buscadla, canallas-, en la red.
O tempora! O mores! Sépanse, pues, nuestras razones.
Léanse las Acotaciones de actualidad, en su octava parte, que hablan de cómo se configuran sentimientos y
el artículo sobre Hans C. Andersen que las completa.
En fin de cuentas, el hermafroditismo del hombre
contemporáneo -¡el niño Harry Potter! ¡Los hermanos Griiiiimm!- sigue siendo de actualidad.
A pesar de los presagios del modelo de hombre über(super)sexual que empieza a anunciarse.
Dicho modelo más bien parece otra vuelta de tuerca de las ténicas de marketing en las sociedades desarrolladas.
(Adviértase, a propósito de Andersen, que, en su biografía inglesa -V.
Referencias en artículo correspondiente- se dice Harz por Hartz.
El título del escritor danés se vincula al nombre de la presente publicación. Pero no tiene nada que ver con el apellido del
político que trae de cabeza a los alemanes. ¡La divinidad guarde
al planeta Hartz e ilumine a la nave que nos lleva!)
Continuamos con una de las sorpresas prometidas en
Aparición (9), en relación con el autor de
El Quijote: una nota instructiva sobre el cervantismo brasileño.
Para seguir con las novedades, además del mencionado poema de Safo, se incluye un texto sobre la edición de la
Poesía completa de Juan Ramón Jiménez y un texto adicional sobre Enrique Díez
Canedo.
El epígrafe de la Portada
es también un fragmento de la carta de Martí a su joven amiga. Remite a la idea
martiana de que la poesía se halla en el universo y es, por eso, una afirmación de la totalidad romántica.
¿Totalidad? Filosóficos estamos, Babieca. No por ayunos, sino
por hartura. Harturas, globalidades... La sección de poemas trae nombres inesperados,
inesperadas colaboraciones
Y ¡por fin! la lista de secciones con los textos que constituyen
el tan atrasado número 10 de nuestra Revista.
En pleno otoño, a trancas y barrancas, volvemos,
rasgando los cueros de vino, agujereando las conciencias.
Apártense monstruos del espacio horrible, que la nave va.
¡Hartz prosigue!
Madrid/18-octubre-2005 |
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