Nº 4/ Otoño (septiembre) de 2003 | HARTZ |
APARICIÓN (4)
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Que continúa la vigencia de Fernando Pessoa, lo confirman las
novedades de las últimas ediciones, tanto en portugués
como en español. Ello obliga a la adición de su nombre a la
lista de autores señalada en
Aparición - 3.
Pessoa es también autor favorecido por los
críticos, los editores, las minorías cultas y el
público en general. Las razones de tal predilección, si no se
intuyen, al menos en parte podrán inferirse de lo que hemos dicho en
las Acotaciones de actualidad en el Hartz de verano, y de lo que se diga en la continuación
de esas Acotaciones este otoño.
Entre tanto, consideremos el epígrafe pessoano: "Son viejas las
estrellas..."
¡Son viejas las estrellas! ¿Pero cómo Pessoa opone,
en este inédito, la grandeza y antigüedad de las estrellas a la
senectud y pequeñez del corazón humano?
"Es viejo y es pequeño el corazón."
¿Y cómo es que puede ser más que todas las estrellas juntas, más que toda la inmensidad?
¿No es eso arrogancia? Ahora que cada espacio
diminuto del universo contiene más
infinitos que los vislumbrados por los antiguos, ahora que los mundos
siderales son más ilimitados en su previsible exponencialidad.
"Verdades" de poeta son las del Pessoa inédito y, como "verdades" de
poeta, discutibles.
"El hombre es medida de todas las cosas", según quería
Protágoras. Pero Platón ya hizo ver que ese relativismo no
podía sostenerse sin contradicción.
No vengan a decirnos, enmascarándose en Pessoa -¡señor de las
máscaras!- que la realidad está hecha para toda medida humana.
Porque el ecosistema está al frente para replicar ante cada
estrategia de tecnología moderna.
¡La destrucción ecológica no puede justificarse!
¡La guerra tampoco! Y henos allí en esa encrucijada.
La Poesía, si Poesía, está en su más
grave momento. Inclinándose (como G.M. Hopkins, que veía la belleza
del mundo y el Principio que la emanaba y devoraba),
ve su propia imagen reflejarse desde la orilla:
¿Justificará lo injustificable? ¿Salvarse ella sola?
¿Salvar el pequeño corazón humano que guarda tanta
guerra en sus ventrículos, por eso tan inmenso que puede hacer
estallar un cuarto de planeta? ¿O, por fin, hacerse tan lúcida que
retire su imagen y deje la transparencia inmancillada?
Dentro de sus límites, la Poesía aspira a ser límpida.
Hasta el punto de no haber más alternativa que filtrarle el tamo que echa el
tiempo a las ideas y las palabras. A ello se dedican los textos en prosa de
este cuarto número: el artículo que trata de la poesía
inédita (o casi inédita) de Fernando Pessoa y la
continuación de las Acotaciones de Actualidad.
A esa labor de depuración de pensamiento y de información se
dedica también el resto de textos que acompañan la poesía en
verso de la Revista.
Hartz trae, así, en sus archivos otoñales:
Resta por decir: rujan los monstruos del espacio, enmudezcan las presencias estelares, ericen
su crinecilla las sabandijas. Hartz sigue su curso.
Madrid/19-octubre-2003 |
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