DE LA ARMONÍA | HARTZ | 4 |
INMA LUNA | |
LAS MUJERES QUE FLOTAN EN EL AGUA | ||
Las mujeres que flotan en el agua llegan con cada amanecer son viejas y ya no tienen miedo o tienen un miedo consumado con el que han ido ganando confianza. Cuando la bajamar se está desperezando aparecen con sus bolsas de lona, sus cambiadores estampados, la rumorosa cháchara. El viento está soplando y revienta las olas, azota el recorrido de la espuma hasta que las mujeres, tan guapas y tan viejas, cojas, gordas o consumidas, se ponen sus bañadores deslumbrantes y se abrochan el pelo, rojo y enmarañado. Ya no catan el agua ni se enjuagan la nuca se entregan a lo líquido sin estridencia, –la piel acostumbrada, el pergamino de los muslos, el cuero de sus mentones orgullosos–. No chapotean ni salpican, se balancean como medusas, tan elegantes. Día tras día florecen de la niebla, la lluvia fina, el frío y se meten al agua, se hacen agua, no necesitan que nada ni nadie las sostenga en su trozo de mar. Conocen el secreto, lo resguardan en un susurro líquido que sólo ellas pueden comprender.
Yo, desde la ventana,
|
||
anterior |
|
siguiente |