DE LA ARMONÍA HARTZ 6
   
   
  MARTA MUÑIZ RUEDA
   
 
BLANCA

De tanto deshojarme
ya soy nieve.
De tanta brizna inútil
soy escarcha.
Han latido en mí
cien ráfagas de viento
y todos sus destellos
tenían nombre de mujer.
Pensaba que ya no volverías
pero sobre la arena,
pequeña, diminuta,
como una fiebre blanca,
fulgor y melodía transparente,
ardiendo de pureza
envuelta en llamas,
me sorprendes minúscula y callada
con el rocío a cuestas,
inmóvil y perpetua
con dignidad de cumbre y de silencio.
Hoy has vuelto a tocar a mi puerta
y aún perdida, doliente,
fotograma,
me encontraste en esa palidez
del deseo imposible.
Afortunados son los elegidos
que escucharán tu voz sin pretenderla
con esa claridad de amanecer
que no admite regreso.

(Del Libro de la delicadeza. Inédito.)

 
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